Muestra que (Anaxágoras) no sólo debía decir que toda la mezcla
era infinita en tamaño, sino también que cada homeomería
contiene en sí a todas las cosas, de modo similar al todo, (de
modo que las homeomerías) no sólo son infinitas sino infinitas
veces infinitas. Y a esta concepción Anaxágoras arribó por estar
convencido de que nada se genera del no-ser y de que todo se
alimenta de lo que es semejane, por ver que todo se genera de
todo, si no inmediatamente, al menos según turnos (del fuego, en
efecto, se genera el aire, y del aire el agua, del agua la
tierra, de la tierra la piedra y de la piedra nuevamente el
fuego), y que, cuando se ingiere un mismo alimento, como el pan,
se generan muchas cosas disímiles (carne, huesos, venas,
nervios, cabellos, uñas, alas o cuernos si se da el caso, y lo
semejante crece de lo semejante (o sea, en cada alimento ya
están estas cosas -disímiles entre sí- como la cane,
huesos, etc., y al ingerirlo nacen -o crecen- en los seres vivos
carne, huesos, etc., o sea, cosas similares a aquellas)).
Simplicio,
Física 460, 4-17
(Los filósofos presocráticos. Biblioteca clásica Gredos.
Traducción: Néstor Luis Cordero, Francisco José Oliveri, Ernesto
La Croce y Conrado Eggers Lan)
Siendo estas cosas así, debemos suponer que hay muchas cosas de
todo tipo en cada cosa que se está uniendo, semillas de todas
las cosas bajo toda clase de formas, colores y gustos...
Simplicio,
Física, 34, 29
(Kirk y Raven, Los Filósofos Presocráticos, Editorial
Gredos)