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Muerte de Sócrates
(detalle) David - 1787 |
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Nomos
Este término griego se puede
traducir por ley, y más en particular la ley de la ciudad.
La cuestión del fundamento de la ley de la ciudad, y en general de la ley
moral y política, es una preocupación que ya se encuentra en los primero
filósofos, pero con los sofistas se hace más consciente y explícita. Las
soluciones más comunes a esta cuestión ya las encontramos en la cultura
griega y son las siguientes:
-
la ley tiene como fundamento
lo sobrenatural;
-
la ley tiene como fundamento la naturaleza;
-
la ley descansa en los
avatares humanos, en su historia y situaciones vitales concretas y
contingentes.
La primer explicación dominó el mundo griego antiguo y es característica
de la actitud mítica, de la justificación religiosa y la justificación
teológica que encontramos en algunos filósofos como Santo Tomás.
La segunda explicación es más típicamente filosófica y es la que
prefirieron la mayoría de filósofos griegos. Estos filósofos creyeron que
la naturaleza podía darnos un criterio para establecer la corrección de
las leyes morales al considerar que lo bueno es lo natural y lo malo lo
antinatural.
La tercera explicación consiste en justificar el derecho y la ley de la
ciudad indicando que ésta es convencional, consecuencia de los avatares
humanos y en último término arbitraria. En la actualidad se suelen dar
explicaciones de este tipo para explicar el origen de los derechos básicos
(así, se habla de la voluntad soberana de los ciudadanos para regir su
destino y establecer el código moral al que se han de someter).
La posición de los sofistas al respecto no es clara: si identificamos el
movimiento sofista con las tesis relativistas de Protágoras, parece que
defendieron el carácter no objetivo, arbitrario, de las leyes morales,
sugiriendo que cada cultura o sociedad tiene su punto de vista, sus
valoraciones y códigos morales, no siendo mejor ni peor ninguno de ellos.
En los sofistas de la segunda generación como Trasímaco encontramos un
punto de vista diferente. Este sofista recupera el papel de la Naturaleza
en la cuestión de la fundamentación de la ley, pero considera que las
leyes vigentes en las ciudades no son adecuadas, precisamente por no ser
naturales. Su visión de la naturaleza le lleva a considerar a ésta como un
lugar de enfrentamiento y lucha entre las distintas especies e individuos,
como el ámbito en el que sobreviven los más capaces, los mejor dotados.
Cree encontrar dos principios básicos en la Naturaleza: la ley del más
fuerte y el egoísmo. Como consecuencia de ello, y aunque los textos de los
que disponemos son fragmentarios y confusos, parece que defendió la
necesidad del dominio del fuerte sobre el débil también en la sociedad.
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TEXTOS PRESOCRÁTICOS-SOFISTAS-SÓCRATES
En el
siguiente texto del Gorgias de Platón, el sofista
Calicles, defiende también la ley (nomos) del más
fuerte como expresión de la ley de la naturaleza.
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Pero, según mi parecer, los que establecen las leyes son los
débiles y la multitud. En efecto, mirando a sí mismos y a su
propia utilidad establecen las leyes, disponen las alabanzas
y determinan las censuras. Tratando de atemorizar a los
hombres más fuertes y a los capaces de poseer mucho, para
que no tengan más que ellos, dicen que adquirir mucho es feo
e injusto, y que eso es cometer injusticia: tratar de poseer
más que los otros. En efecto, se sienten satisfechos, según
creo, con poseeer lo mismo siendo inferiores.
Por esta razón, con arreglo a la ley se dice que es injusto
y vergonzoso tratar de poseer más que la mayoría y a esto
llaman cometer injusticia. Pero, según yo creo, la
naturaleza misma demuestra que es justo que el fuerte tenga
más que el débil y el poderoso más que el que no lo es. Y lo
demuestra que es así en todas partes, tanto en los animales
como en todas las ciudades y razas humanas, el hecho de que
de este modo se juzga lo justo: que el fuerte domine al
débil y posea más... Pero yo creo que si llegara a haber un
hombre con índole apropiada, sacudiría, quebraría y
esquivaría todo esto, y pisoteando nuestros escritos,
engaños, encantamientos y todas las leyes contrarias a la
naturaleza, se sublevaría y se mostraría dueño este nuestro
esclavo, y entonces resplandecería la justicia de la
naturaleza.
Platón,
Gorgias, 483b-484b (Biblioteca clásica Gredos. Diálogos. Traducción: J.
Calonge.)
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© Javier Echegoyen Olleta
Edición en papel:
Historia de la Filosofía. Volumen 1: Filosofía
Griega. Editorial Edinumen. |
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