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Muerte de Sócrates
(detalle) David - 1787 |
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Noûs
Este término aparece en la filosofía de Anaxágoras y se puede traducir por
mente.
En la filosofía griega hay dos líneas de interpretación de esta palabra:
una recoge el sentido originario del término Noûs como facultad de
reconocimiento inmediato, directo, de una realidad, y otra lo identifica
con la mente suprema o Dios. Aristóteles es el más claro representante de
la primera línea al defender la distinción entre el pensamiento noético o
comprensión directa de los primeros principios del conocimiento, y el
pensamiento dianoético o discursivo basado en el razonamiento a partir de
dichos principios. Por el contrario, Anaxágoras defiende la segunda línea
(Noûs como mente ordenadora). Anaxágoras consideró que existe una realidad
inmaterial dotada de conocimiento y voluntad que dirige el comportamiento
de todas las cosas naturales y que en cierto modo se puede identificar con
Dios. Este punto de vista introduce explicaciones finalistas del cambio
natural. La tradición filosófica recogió la idea (pero no el término Noûs)
de un ser supremo que ordena y dirige el mundo en función de un plan, y la
encontramos en Platón, Aristóteles y todo el pensamiento cristiano.
Ver “mente”.
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TEXTOS PRESOCRÁTICOS-SOFISTAS-SÓCRATES
Aristóteles
nos presenta en el siguiente texto la idea del Noûs o
Intelecto como una realidad distinta, separable (¿inmortal?)
del cuerpo, con una argumento que relaciona claramente la
posibilidad del conocimiento con la cuestión de la inmortalidad
del alma.
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Ahora bien, si el inteligir constituye una operación
semejante a la sensación, consistirá en padecer cierto influjo
bajo la acción de lo inteligible o bien en algún otro proceso
similar. Por consiguiente, el intelecto -siendo impasible- ha de
ser capaz de recibir la forma, es decir, ha de ser en potencia
tal como la forma pero sin ser ella misma y será respecto de lo
inteligible algo análogo a lo que es la facultad sensitiva
respecto de lo sensible. Por consiguiente y puesto que intelige
todas las cosas, necesariamente ha de ser sin mezcla -como dice
Anaxágoras- para que pueda dominar o, lo que es lo mismo,
conocer, ya que lo que exhibe su propia forma obstaculiza e
interfiere a la ajena. Luego no tiene naturaleza alguna propia
aparte de su misma potencialidad. Así pues, el denominado
intelecto del alma -me refiero al intelecto con que el alma
razona y enjuicia- no es en acto ninguno de los entes antes de
inteligir. De ahí que sería igualmente ilógico que estuviera
mezclado con el cuerpo: y es que en tal caso poseería alguna
cualidad, sería frío o caliente y tendría un órgano como lo
tiene la facultad sensitiva, pero no lo tiene realmente. Por lo
tanto, dicen bien los que dicen que el alma es el lugar de las
formas, si exceptuamos que no lo es toda ella, sino sólo la
intelectiva y que no es las formas en acto, sino en potencia...
Y es que la facultad sensible no se da sin el cuerpo, mientras
que el intelecto es separable.
Aristóteles,
Acerca del alma, 429 a13 - 429 b6 (Biblioteca clásica Gredos. Traducción: Tomás Calvo Martínez)
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© Javier Echegoyen Olleta
Edición en papel:
Historia de la Filosofía. Volumen 1: Filosofía
Griega. Editorial Edinumen. |
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