| |
|
Muerte de Sócrates
(detalle) David - 1787 |
|
|
|
|
Religión Órfica
En el siglo VI. a. C., y compitiendo con la etapa de ilustración que en
ese mismo siglo comienza a extenderse por Grecia, tiene lugar otro
movimiento contrario: los Misterios Órficos. La religión órfica aparece en
Grecia entre los siglos VI y II a.C., es de influencia oriental, y fue
predicada por Orfeo (un músico Tracio). Este movimiento reivindicó la
revelación frente a la razón y fomentó la idea de pecado y culpa.
El orfismo es un movimiento de reforma religiosa que se inicia en el seno
de la religión de Dionisios. La teología órfica tiene una parte que
explica la genealogía de los dioses y los hombres que no se diferencia en
lo esencial de la Teogonía de Hesíodo; la parte con más influencia
histórica se refiere sin embargo a su doctrina del alma pues presenta con
claridad la idea del alma como algo distinto del cuerpo e inmortal, la
oposición hostil entre alma y cuerpo y la conciencia de pecado. Su visión
pesimista es claramente contraria a la vitalidad griega.
Brevemente, el mito básico propuesto por el orfismo dice lo siguiente:
Dionisios, de niño, es destrozado y devorado por los Titanes. Atenea sólo
salvó su corazón, Zeus se lo traga y después engendra de nuevo a Dionisios.
Zeus destruye a los Titanes con el rayo y de sus cenizas surge el género
humano.
El dualismo antropológico y la propuesta moral que defiende se articula
precisamente a partir del mito: el hombre consta de dos elementos, el
elemento divino o alma, relacionado con Dionisios, y el elemento titánico
o cuerpo relacionado con los Titanes. El primero es el principio del bien,
divino e inmortal y que hay que cuidar; el segundo el principio del mal,
mortal y que es preciso despreciar. Tras un ciclo de nacimientos y
reencarnaciones, el alma vuelve a la divinidad. Su propuesta moral es la
liberación en esta vida de la cárcel del cuerpo, de la carne y las
pasiones. La palabra “carne” hace referencia al cuerpo humano en oposición
al alma; esta palabra la encontraremos después con este mismo uso en San
Pablo y la Iglesia Cristiana. Como en el cristianismo, la religión órfica
propone sacrificios y plegarias para expiar las culpas de los vivos y de
los muertos y así evitar los castigos en el Hades. La vida ascética y de
purificación busca liberar lo divino en el hombre y consiste en técnicas
que van desde algo inaudito en la vida del pueblo griego como es el
vegetarianismo hasta diversas formas de disciplina espiritual. También
como el cristianismo, defienden una cierta escatología (profetizan la
llegada de un nuevo Dionisios destinado a restaurar la plenitud de los
orígenes).
El orfismo influyó en los neopitagóricos, Platón y en el cristianismo.
|
|
TEXTOS PRESOCRÁTICOS-SOFISTAS-SÓCRATES
Una de las
tesis más características de la religión órfica fue su
defensa de la transmigración de las almas, que están condenadas
a encarnarse hasta que alcancen la purificación y perfección. En
el siguiente texto, Platón nos cuenta el juicio al que se
somete el alma tras la muerte del cuerpo.
|
Dijo que cuando su alma salió del cuerpo, anduvo caminando con
una gran multitud, y que llegaron a una misteriosa región en la
que había dos aberturas, una al lado de otra en la tierra, y,
por encima de éstas y frente a ellas, otras dos en el cielo, y
que en medio había sentados unos jueces que senteciaban en cada
juicio que los buenos marcharan a la derecha y por la abertura
del cielo con la sentencia que sobre ellos había recaído escrita
en la frente, y que los injustos seguian el camino hacia la
izquierda y abajo, llevando también ellos las señales de la
suerte que les había cabido... Dijo también que había visto cómo por cada
una de las aberturas del cielo y de la tierra penetraban las
almas después de haber sido juzgadas, mientras que por el otro
par de aberturas salían, por la de la tierra, las almas cargadas
de palidez y polvo, y que de la segunda, procedentes del cielo,
salía una segunda procesión de almas limpias y puras, y que las
que de tiempo en tiemo iban llegando parecían haber hecho un
largo viaje, y que alegremente se dirigían a una pradera donde
acampaban como para celebrar una fiesta, saludándose unas a
otras, mientras que las que habían salido de la tierra
preguntaban a las otras cómo se estaba allí, y las que procedían
del cielo, a su vez, preguntaban también cómo les había ido a
las otras. Y unas a otras se contaban sus respectivas historias,
con llantos y lamentos las unas, al recordar sus muchos y
terribles sufrimientos y cuanto habían visto bajo tierra durante
aquel viaje que duraba mil años, mientras que las del cielo
hablaban de sus delicias y visiones de una belleza que no pueden
expresar las palabras... (...) por todo el mal que a otros habían hecho y
por todo el daño que habían cauasdo se les había impuesto una
pena diez veces mayor, y la medida que se aplicaba era por
períodos de cien años, de forma que en el supuesto de que ésta
fuera la duración de la vida humana, el castigo equivalía a diez
veces el crimen...
Platón,
República X , 614 b (En Mircea Eliade. Historia de las creencias y de las ideas
religiosas, tomo IV. Ediciones Cristiandad)
|
|
© Javier Echegoyen Olleta
Edición en papel:
Historia de la Filosofía. Volumen 1: Filosofía
Griega. Editorial Edinumen. |
|